Por Reynaldo Magaña*
Arde México con los incendios forestales. El Gobierno federal es directamente responsable al haber reducido criminalmente el presupuesto de la Comisión Nacional Forestal, mediante el cual se atendían las zonas forestales del país.
Contrariamente a lo que supone la mayoría de la gente, el territorio forestal no solamente son las áreas arboladas de bosques y selvas, sino también el semidesierto mexicano, lo que convierte a la mayoría de la tierra en forestal.
Desde 2003 y hasta 2019, la Comisión Nacional Forestal atendió eficientemente todas las regiones de México, sosteniendo un presupuesto anual de alrededor de doce mil millones de pesos, con presencia en doscientas treinta unidades de manejo forestal, una asociación regional de silvicultores en cada una de ellas y dos técnicos por lo menos para atender la actividad forestal mediante la formulación de estudios regionales y proyectos forestales.
Existían una docena de diferentes programas que atendían en dos grandes líneas de acción a las tierras forestales del país, la mitad para el aprovechamiento sustentable y otro tanto para la conservación de las áreas forestales, dentro de lo cual la prevención y combate de incendios representaba una parte importante del presupuesto.
Actualmente el presupuesto es de menos del diez por ciento de lo que se tuvo en dieciséis años a partir de la creación de la Conafor en dos mil tres, lo que afecta gravemente la prevención y combate de incendios forestales.
En este momento, las conflagraciones rurales están en las entidades Estado de México, Morelos, Veracruz, Chiapas, Durango, Tlaxcala, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Hidalgo y Jalisco. De ellas, cuatro de los siniestros forestales se han registrado en áreas naturales protegidas en el estado de Morelos y dos más en el Estado de México.
Ahora, el cambio climático y el calentamiento global hacen cada vez más necesario tomar medidas de prevención y combate de incendios forestales, particularmente en los reducidos bosques de Baja California.
Las abundantes lluvias que se han recibido en la entidad en esta época, que por cierto no son extraordinarias, sino cíclicas (cada diez o quince años ocurre este fenómeno), generarán sin duda mucha vegetación, lo cual es positivo, pero riesgoso también, al acumularse material susceptible de incendios.
Definitivamente prevenir es mucho mejor que combatir en materia de incendios, sin embargo esta última tarea resulta de la mayor relevancia cuando los siniestros ocurren en la floresta serrana.
Para ello, uno de los elementos requeridos es construir una brecha cortafuego en el bosque de la Sierra de Juárez, haciendo una “corona” alrededor de la zona boscosa y una serie de cruces internos, con lo cual se impida la propagación del fuego.
También, esas brechas sirven para tener rápida accesibilidad a cualquier punto donde se requiera la presencia de brigadas de bomberos forestales y equipos contra incendios, haciendo con ello que cualquier fuego no pueda extenderse.
Es destacable que la montaña de la Sierra de Juárez, entre otras cosas, es la fábrica de agua que provee a las ciudades de Tecate, Tijuana, Playas de Rosarito y Ensenada, además de salvaguardar la enorme biodiversidad que ahí vive, incluidos los seres humanos.
Es urgente que el gobierno inicie de inmediato un intenso programa de construcción de brechas cortafuego y conservación de caminos rurales.
En esta intención, en tanto se autoriza y pone en marcha un plan de esta naturaleza, los caminos actuales de acceso a la Sierra y al parque nacional Constitución de 1857, mejor conocido como Laguna de Hanson, resultan ser un instrumento imprescindible de combate y prevención de incendios forestales que deben tener la intervención de los organismos de protección civil de los tres órdenes de gobierno.
El gobierno, mediante sus dependencias de protección civil, debe tomar por su cuenta y resguardo los caminos de acceso a los bosques, para poder proteger ágil y adecuadamente la flora y fauna de los pulmones naturales de Baja California.
Acciones y medidas de prevención de incendios requieren la participación de todas las dependencias federales relacionadas con el tema, Sader, SICT, Conafor, Conamp, Semarnat, además de invitar a los otros dos niveles de gobierno para hacer un frente común y evitar conflagraciones destructivas de la flora y fauna de las montañas en la Sierra de Juárez. Desde luego que las brigadas de combatientes voluntarios de incendios son también muy importantes.
Es apremiante la intervención del gobierno para ejecutar urgentemente las obras de prevención requeridas; las brigadas de voluntarios combatientes forestales y las de los profesionales de las corporaciones especializadas están listos, pero se necesitan eficientes apoyos gubernamentales.
Esta publicación es una alerta a tiempo, que puede salvar muchas vidas, flora, fauna y el medio ambiente en general. No valen los lamentos, ni las justificaciones con posterioridad, ¡ahorita es el momento!
*El autor es jurista y consejero regional de la crónica de Ensenada, de los Valles Ojos Negros y La Trinidad.
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